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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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con cierta extensión al período inmediatamente postexílico, e. d. el de Hageo, Zacarías y Malaquías como los «profetas posteriores».<br />

Después de este período el Espíritu de profecía se va, y Dios declara su voluntad directamente mediante la voz <strong>del</strong> cielo.<br />

Josefo adopta un esquema similar, en el cual hay un movimiento desde la era de la profecía a través <strong>del</strong> presente hacia un futuro<br />

derramamiento general <strong>del</strong> Espíritu. El rabinismo farisaico relaciona los profetas específicamente con la ley, la cual contiene ya la<br />

historia de la salvación cuyas etapas se van realizando conforme al plan divino. Así, toda la profecía posterior se deriva de la de<br />

Moisés. Los profetas son los primeros expositores autorizados de la ley. Los profetas abundan, pero sólo aquellos a quienes la ley<br />

necesita en su desarrollo de sí nos han llegado por escrito. Como expositores de la ley, los profetas son secundarios respecto a la<br />

ley, y en principio no son diferentes de los sabios cuyos dichos constituyen la ley oral. La voz <strong>del</strong> cielo es una continuación válida<br />

<strong>del</strong> perdido Espíritu de profecía. En todo este desarrollo, se logra una combinación de la obra impulsiva <strong>del</strong> Espíritu en los profetas<br />

con la obra ordenada <strong>del</strong> Espíritu en los sabios. Pero la fusión no es completa, ya que por una parte algunos rabinos son hostiles a<br />

la profecía, mientras que por la otra hay un elemento carismático escatológicamente orientado, al cual contribuye el fariseísmo,<br />

que desempeña un papel muy importante en las insurrecciones que se dan bajo Vespasiano y Adriano.<br />

II. Manifestaciones históricas.<br />

1. La experiencia profética en las fuentes palestinenses. Daniel 9:1ss, 20ss describe una experiencia pneumática que incluye el<br />

ayuno, la oración, el duelo, y finalmente una visitación angélica y un atisbo <strong>del</strong> futuro. En la exégesis que hace Qumrán de Habacuc<br />

2:2 el profeta es un instrumento ciego de Dios que no conoce el significado de sus palabras, pero al maestro de justicia se le ha<br />

concedido entendimiento, y trae a la luz su significado oculto. En Josefo, La guerra de los judíos 2.159, los esenios son videntes<br />

porque estudian la Escritura, se involucran en purificaciones, y entran en un estado de éxtasis en el cual la interpretación de los<br />

sueños es una forma de la experiencia pneumática [p 936] (Antigüedades 17.345ss). Josefo, La guerra de los judíos 6.300ss, cuenta<br />

la historia de un extático rudo (Jesús ben Ananías) cuya apariencia nos recuerda a Zacarías 13:2ss.<br />

2. La profecía a la luz de la teología alejandrina. En la Sabiduría de Salomón, es la sabiduría la que engendra la profecía en su<br />

dirección de la historia de la salvación. Filón encuentra en la ley el punto inicial <strong>del</strong> acontecimiento de salvación, y describe a los<br />

patriarcas y a Moisés como profetas. Moisés es un portador de revelación como jefe, legislador, sacerdote y profeta, todo en uno.<br />

Gobierna al pueblo que, teniendo a Abraham por padre, es el pueblo de los profetas y un pueblo sacerdotal para todas las naciones.<br />

Filón, que personalmente goza de experiencias pneumáticas, dice que según la Escritura todos los sabios tienen un don profético.<br />

También los justos son portadores <strong>del</strong> Espíritu profético. El camino hacia la experiencia profética es el <strong>del</strong> éxtasis, que incluye las<br />

cuatro etapas <strong>del</strong> <strong>del</strong>irio, el estímulo externo, la quietud, y el arrebato divino en el cual el profeta es un simple órgano <strong>del</strong> Espíritu<br />

sin ninguna comprensión de lo que se dice. La terminología de Platón y de los misterios influye en esta descripción, pero sus afirmaciones<br />

hallan su fundamento en la Escritura. Ataca una interpretación literal de la Escritura, principalmente porque favorece su<br />

consideración contemplativa bajo la dirección <strong>del</strong> espíritu invisible que otorga instrucción espiritual.<br />

3. Videntes y profetas.<br />

a. Surgen diversos individuos que aseguran ser profetas. Así Josefo, Antigüedades 13.311ss, menciona a un famoso vidente esenio<br />

llamado Simón, 15.373ss narra la historia <strong>del</strong> vidente esenio Menájem que tiene don de predicción, y 17.345ss se refiere a otro<br />

Simón que predice la caída de Arquelao de la casa de Herodes. Josefo dice también que muchos esenios tienen penetración en las<br />

cosas divinas.<br />

b. También los fariseos tienen sus profetas. Antigüedades 17.43ss menciona a un grupo profético en la corte de Herodes. El propio<br />

Josefo tiene un sueño en el cual se entera de que un oráculo que desempeña un papel importante antes de la Guerra de los Judíos<br />

entraña el desastre para Israel. La tradición asegura que muchos rabinos son videntes en diferentes modos, p. ej. Gamaliel II, Samuel<br />

y Akiba, quienes a pesar de la oposición ayudaron a agitar la revuelta contra Adriano.<br />

c. Aparte de los esenios y fariseos, hay otros profetas <strong>del</strong> bien y <strong>del</strong> mal. Josefo en La guerra de los judíos 6.286 menciona a un<br />

profeta zelote durante la insurrección por el templo, quien proclama una salvación inminente. La guerra de los judíos 6.300ss<br />

introduce a Jesús ben Ananías, quien en 62 d. C. proclama el desastre a una Jerusalén próspera, es arrestado, y luego, tras su liberación,<br />

continúa su inquietante ministerio hasta que él mismo es muerto durante el asedio.<br />

4. El gobernante con un triple oficio. Según el ejemplo de Moisés surge en el período postexílico posterior el gobernante sacerdotal<br />

que tiene también un don profético. Juan Hircano I (135–104 a. C.) es un gobernante de ese tipo. Recibe audiciones en el templo y<br />

puede predecir el futuro (Antigüedades 13.282–283, 300). Es por lo tanto una contraparte escatológica de Moisés y <strong>del</strong> rey paradisíaco;<br />

su tarea es restaurar el estado ideal a la totalidad <strong>del</strong> género humano. Qumrán, en cambio, parece mantener separados los<br />

oficios real, sacerdotal y profético. Sólo los dos primeros son oficios mesiánicos, y el sacerdote tiene precedencia sobre el rey. El<br />

papel preciso <strong>del</strong> profeta al lado <strong>del</strong> sacerdote y <strong>del</strong> rey es difícil de determinar.

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