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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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[H. Schlier, II, 448–449]<br />

ἔκστασις [éxtasis, distracción], ἐξίστημι [estar asombrado]<br />

174<br />

ἔκστασις. a. Literalmente «cambio de lugar», luego en sentido figurado b. «renuncia a los bienes», c. «degeneración», «confusión<br />

de espíritu», «alienación» (con frecuencia como «entusiasmo convulsivo») [p 217] y d. «éxtasis». En el AT encontramos el sentido<br />

c., especialmente como «ilusión» o «terror»; la palabra se usa también para el profundo sueño que Dios envió a Adán en Génesis<br />

2:12 y a Abraham en Génesis 15:12. El NT tiene c. («asombro», «terror») en Lucas 5:26; Marcos 16:8; Hechos 3:10, y d. en<br />

Hechos 10:10; 11:5 (Pedro) y 22:17 (Pablo).<br />

A. El éxtasis fuera <strong>del</strong> NT.<br />

1. Fundamentos y producción metódica <strong>del</strong> éxtasis. Los estados excepcionales <strong>del</strong> alma, ya sea que se deban a un poder sobrenatural<br />

o a una perturbación neurótica, se hallan muy difundidos en la antigüedad. En detalle las experiencias varían, y hay una línea fluida<br />

entre el éxtasis y la ilusión y entre el éxtasis y la posesión. En el sentido más estrecho el éxtasis denota de manera benéfica el<br />

ser lleno de una sustancia o persona, ya sea por entrada o por aliento. Ya tempranamente se hacen intentos por inducirla mediante<br />

narcóticos, música, danzas, gritos rítmicos y automutilación. En el misticismo la meta es una absorción asociada con visiones y<br />

audiciones.<br />

2. El éxtasis en el mundo griego y helenístico. Los fenómenos extáticos se hallan tempranamente en el mundo griego, como lo<br />

muestra el culto de Dionisos y el culto, relacionado pero contrastante, de Apolo. Dionisos es una unión a la vez <strong>del</strong> dios oculto y<br />

<strong>del</strong> dios manifiesto que comparte con sus adoradores en una combinación de deseo creativo y frenesí destructivo. Esto lo expresan<br />

el vino y la danza y los gritos báquicos, pero también llegan a ser un medio para inducirlo. Las mujeres danzantes muestran vívidamente<br />

cómo para los extáticos el mundo está hechizado. Puesto que el éxtasis produce visión, está implícito un elemento profético<br />

que se refleja con máxima claridad en el culto délfico. Una versión más masculina se puede ver en el rito de las bacanales<br />

romanas, en el cual los varones profetizan acompañados de extrañas convulsiones. Éxtasis similares se dan en los cultos de Atis e<br />

Isis. También encontramos extáticos individuales, tanto hombres como mujeres (bacantes y sibilas). El éxtasis no tarda en asegurarse<br />

un puesto firme en la filosofía. Así, Platón toma elementos prestados <strong>del</strong> éxtasis místico en su descripción de la inspiración<br />

poética. Dios está en el hombre, o el hombre en Dios, y hay una separación de cuerpo y alma; el alma, como el cuerpo, puede ser<br />

un obstáculo para el éxtasis, pero también puede ser su órgano. En el mitraísmo están presentes diversas ideas, p. ej. el arrebato y<br />

la visión en el cuerpo cuando éste se despoja <strong>del</strong> peso de la tierra; el poder de Dios como nuestro verdadero ser o como espíritu<br />

insuflado. Filón parece ser el primero en usar el término éxtasis en sentido técnico. Considera el conocimiento racional y el místico-extático<br />

como complementarios, pero enfatiza el segundo, que comporta el alumbramiento de la luz divina. La teología extática<br />

de la revelación alcanza su clímax en el neoplatonismo, para el cual el extático es un órgano de la deidad.<br />

3. Significación <strong>del</strong> éxtasis para la religión <strong>del</strong> AT. Se pueden hallar fenómenos análogos en la esfera <strong>del</strong> AT, pero con diferencias<br />

importantes. El aspecto inusitado constituye el punto de partida (cf. Nm. 24:15ss; Ez. 3:25–26). La raíz אבנ significa «hablar con<br />

frenesí», y a los profetas se los suele llamar locos (2 R. 9:11; Jer. 29:26). Al principio encontramos hombres de Dios con poderes<br />

sobrenaturales, videntes con conocimiento sobrenatural que pueden transmitir sus dones, y verdaderos extáticos como Débora (Jue.<br />

4:4) que dan oráculos para ocasiones cotidianas (1 S. 9:6ss) o sobre asuntos políticos (2 S. 24:11). Al hacerlo así, declaran la voluntad<br />

de Dios y hacen valer sus exigencias éticas. Incluyen tanto grandes personajes de la talla de Samuel y Natán, como muchas<br />

figuras de menor monta (2 S. 2:27). También se desarrollan grupos de extáticos que andan errantes al son de la música, vislumbrando<br />

el futuro y contagiando a otros en su entusiasmo (1 S. 10:5ss). No podemos descartar a estos grupos como intromisión<br />

cananea, ya que la danza cultual les da cabida, y ellos representan la majestad ética de Dios (1 R. 18; 21:17ss), tienen un fuerte<br />

sentido de la dirección histórica de Dios a su pueblo, muestran cierto sentimiento por la escatología, y aseguran actuar por el Espíritu<br />

de Dios más que su presencia directa. Si la profecía clásica se mantiene a distancia de los nebiim institucionalizados, existen<br />

puntos de conexión. Amós no es uno de ellos (7:14), pero ve que ellos vienen de Dios (2:11). Otros profetas aceptan el término<br />

nabí (Is. 8:3) y encuentran lugar para las experiencias extáticas (cf. Is. 6). Sin embargo, el papel <strong>del</strong> éxtasis queda reducido, y no se<br />

hace esfuerzo alguno por inducirlo. Las visiones pueden ser engañosas; lo que cuenta es la voluntad moral de [p 218] Dios, y la<br />

palabra es el medio indispensable para proclamarla. En ciertos profetas tardíos tales como Ezequiel, Zacarías y Daniel puede parecer<br />

que las visiones retoman su importancia, pero lo hacen sólo como recursos literarios.<br />

4. El éxtasis en el judaísmo. La apocalíptica contiene muchas visiones pero en realidad atestigua la decadencia de la experiencia<br />

extática, porque aquí las visiones son nuevamente productos artificiales. El judaísmo endosa la inspiración, pero la coloca en el<br />

pasado y en el futuro mesiánico. Sin embargo, se siguen dando experiencias extáticas. Filón asegura ser un extático, y muchos<br />

rabinos se refieren a visiones, audiciones, fenómenos de fuego, y visitas al paraíso. Hay que señalar, no obstante, que las visitas al<br />

paraíso no son necesariamente extáticas, que los fenómenos de fuego son habitualmente simbólicos, y que la Bath Kol involucra<br />

un elemento racional.

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