Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

muy pírrico. Cada profesor de nuestro Sistema Educativo está interesado, cuando lo
está, en impartir conocimientos de su área en particular, conocimientos que a su vez él
repite de un texto guía fruto de una editorial y unos escritores sólo interesados en
comerciar y posibilitar el facilismo tanto del docente como del educando. Pero el
docente no está interesado en leer, y menos en escribir. Al profesor de matemática le
interesa sólo la matemática, al físico la física, al químico la química, pero la inmensa
mayoría no quiere saber nada de lectura de libros que le ofrezcan la posibilidad de
otros saberes. Quede claro aquí, que la promoción de la lectura no sólo ni
exclusivamente se refriere a la literatura, también el texto histórico, filosófico,
antropológico, etc. es tan bello que permite la aventura de la imaginación.
Ahora bien, si no es aceptable, al menos es comprensible, que los docentes de
áreas diferentes a Español y Literatura no lean porque sus intereses académicos están
orientados hacia sus especialidades; pero lo que no es admisible es que docentes del
área de mayor compromiso en formar lectores y escritores, ni lean ni escriban. Esta
actitud es reprochable, máxime cuando el docente cínicamente responde que no lee, y
menos va escribir, porque en la universidad le tocó leer demasiado, como si leer cuatro
o cinco libros fuera mucho. Pero nada más abominable que la conducta de algunos
licenciados en Lengua Castellana egresados de diferentes universidades que
cínicamente manifiestan que terminaron carrera y nunca se leyeron un libro; ¡Qué
vergüenza llamarlos colegas! y ¡Qué tristeza saber que en sus manos caerán los niños
y los jóvenes que tienen el compromiso de pensar un país diferente!
Cuando en la escuela se aborda el tema del porqué la apatía frente a la lectura y la
escritura, la mayoría afirma que es responsabilidad del docente del área de Español y
Literatura. Afirmación ésta equívoca, pues en realidad, la responsabilidad es de todos
los agentes promotores de la educación; empezando por el bibliotecario: quien debe
ser un auténtico provocador de buenas lecturas y no el agente pasivo que limita su
ejercicio a una actividad administrativa de entregar y recibir libros. El politólogo
peruano Bruno Revesz así lo manifiesta:
Tanto los déficits democráticos que padecemos ( ) como los cambios en curso
invitan al bibliotecario a actuar como ciudadano con conciencia de su ciudadanía;
a tener un rol más activo, a ser no sólo un técnico y un administrador de
documentos, sino también un mediador entre el usuario y esta ventana al
conocimiento que es su responsabilidad especifica; no sólo un mediador sino
también un líder que ubica políticamente su acción y es capaz de coordinar con
otras instituciones; un agente de cambio y de integración propenso a mover las
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