Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

A partir de ese momento, comienza la persecución de la negra que huye con las
tripas a través de las cuatro viñetas verticales siguientes. Las viñetas angostas
aceleran el ritmo de la acción. En primer plano, el rostro desencajado de la negra
interpela al lector a quien parece suplicarle ayuda. Detrás de ella, a sus espaldas, dos
hombres cuyos rostros parecen máscaras, la persiguen a los gritos de “¡a la bruja!, ¡a
la bruja!”. Son estos globos los que establecen el enlace visual entre esta viñeta y la
que sigue.
En la cuarta viñeta, se vuelve al plano medio de la achuradora que corre llevando
consigo una gran cantidad de vísceras mientras no deja de mirar hacia atrás con ojos
aterrorizados, al mismo tiempo que los pedazos de barro que los hombres le tiran van
impactando en su cabeza. Ellos quedan fuera del cuadro, pero su presencia está
implícita en el barro y los gritos que atraviesan la viñeta de izquierda a derecha. Ya no
habrá más discurso verbal hasta la viñeta ocho.
En la viñeta cinco, la mujer adopta una postura de alivio, parece no advertir la
amenaza de un perro que la acecha como un lobo. El perfil del feroz animal tiene un
fuerte paralelismo con el perfil del carnicero que aparece como testigo en la segunda
viñeta. La bestialidad está hiperbolizada en todas partes y tiene la misma cara.
En la última viñeta destinada a contar el episodio de la negra, animal y humano se
debaten las tripas. El hambre los iguala, pero es el perro el que gana el botín mientras
acude otro animal en su ayuda. Esta escena que hasta este momento ocupaba el
centro de la trama pasa a un segundo plano en la viñeta siete, como un telón de fondo:
mientras atrás la mujer se revuelca en encarnizada lucha con los perros por la
conservación de las vísceras, dos hombres jóvenes en primer plano se debaten a
duelo de cuchillos. No se percibe agresividad entre ellos, parecen estar “jugando” con
la inconsciencia de quienes no pueden discernir cuál es el delgado límite entre la vida
y la muerte. Esta viñeta hace las veces de transición de un episodio, el de la negra, al
otro, el del toro, que ocupará el resto de la historieta.
En la viñeta ocho, nuevamente las escenas se ensamblan (transición). La
acción principal corresponde a un toro que ocupa la mayor parte de la viñeta. El
animal se observa desde atrás y frente a él un gaucho de a pie y otro de a caballo
intentan enlazarlo. El pequeño tamaño del hombre que está frente al toro es
desproporcionado respecto de las grandes dimensiones que presenta el animal, sin
embargo no se percibe temor en el gaucho cuyos rasgos son apenas esbozados. En el
fondo de la escena, en un tercer plano, un joven está sentado sobre una tranquera, de
espaldas a lo que acontece con el toro y absolutamente ignorante de lo que está por
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