Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

muchedumbre de carniceros, pero una de ellas cobra protagonismo a partir de la
interpelación verbal de una voz que denuncia el robo del sebo. En ese momento, la
mirada del lector se dirige a ese cuadro como si se tratara de un zoom que recorta e
individualiza una escena entre todas las otras. La panorámica aérea está limitada por
un mundo tan animal como su centro: por una parte, tres perros famélicos cuyas
costillas se traslucen bajo la piel observan desde afuera, acechando el momento
adecuado para atacar las achuras. Por otra parte, dos pájaros sobrevuelan la escena
en busca de los restos que puedan rapiñar. Una de las aves se observa completa, por
debajo del punto de vista del observador, pues la focalización parece estar puesta en
los ojos de una de las aves que sobrevuela el lugar. La otra ave se insinúa desde el
ángulo superior derecho, en primer plano, con un graznido mudo y una actitud agresiva
y acechante.
La segunda viñeta atraviesa horizontalmente la primera página. Se accede a ella
por medio de un cartucho que parece pertenecer a la primera viñeta, pero que no tiene
un límite definido dado que la voz del narrador que se manifiesta en él se funde
visualmente con las de los personajes de la segunda viñeta. El campo semántico del
texto del cartucho gira en torno de la brutalidad y el espectáculo dantesco que ofrecía
el matadero: “perspectiva grotesca”, “suelo de lodo regado con la sangre de sus
arterias”. En la segunda viñeta, el plano y la focalización han cambiado: el punto de
vista es el de un carnicero y el plano del personaje central, una negra achuradora, ha
pasado de general a medio. En primer plano se esboza una mano amenazante que
empuña una especie de hacha cuyo dueño se encuentra fuera de cuadro. Esta
sinécdoque refuerza las relaciones de poder que se ponen de manifiesto en las
acciones y en el discurso de los involucrados, como puede verse también en el uso de
los apelativos y de los tiempos verbales. El cuchillero, que domina la situación, emplea
el apelativo “negra bruja” para referirse a la achuradora y el modo imperativo “salí”;
mientras que la mujer lo llama “ño Juan” y le ruega que “no sea malo” porque ella no le
hace nada, solo quiere la panza y las tripas. El texto parece aplastar a la imagen, la
cual se divide en tres partes: el agresor, la mujer y un testigo o personaje secundario
del cual se percibe solo el perfil del rostro, pero cuyo gesto refleja la agresividad y
violencia con que reaccionan los carniceros ante el intento de robo. Los rasgos de los
rostros están marcados por líneas profundas, tanto para indicar la violencia del hombre
como la desesperación de la mujer quien, con las manos vacías mendiga algo para
comer.
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