Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

juego otros instrumentos de trabajo y evaluación que requieran de un proceso de
lectura y escritura más complejo que les permita a los alumnos construir y cuestionar
conocimientos y no, exclusivamente, reformularlos. Por eso consideramos que las
prácticas de lectura y escritura de los estudiantes del profesorado y los supuestos que
de ellas se desprenden tienen estrecha relación con las que luego repiten en la
práctica profesional, condicionándola. Podríamos agregar que las prácticas de lectura
de los estudiantes están orientadas a la reproducción de contenidos para ser
“volcados” luego en la escritura de parciales. De esta manera no se lee en función de
la investigación ni del trabajo crítico de confrontación de bibliografía ni se escribe sobre
esa reflexión.
En este marco, la escritura en este ámbito pierde sentido en tanto forma de pensar
y producir conocimiento sobre la propia tarea. Por lo tanto consideramos que
resignificar las prácticas de escritura puede poner a los futuros docentes en un lugar
de autoridad que les permita construir un saber pedagógico propio y no un saber que
se reproduce verticalmente.
Si en esta sociedad de la información, la producción y posesión de
conocimiento tienen un rol estratégico, entonces, la escritura como herramienta
cognitiva debe formar parte de la profesión de los maestros, profesores y estudiantes.
Pero habrá que trabajar sobre la representación, común entre los alumnos, de que la
escritura es un mero código para la traducción de ideas. No forma parte del imaginario
la concepción de la escritura como vehículo de aprendizaje y de transformación del
saber.
Sería importante seguir indagando caminos para acercar la comunidad
educativa a la comunidad académica: integrar a los futuros docentes en un espacio de
creación e intercambio de conocimientos a través de la escritura y de oralidades
atravesadas por formas propias del código escrito que den identidad y pertenencia a
esa comunidad que hoy se encuentra cuestionada y cuya tarea principal es la de
transmitir a otros.
Para ello, pensamos, son útiles los talleres de escritura en un momento inicial de las
carreras de formación docente –en la medida en que facilitan el pasaje de una cultura
propia de la escuela media a una cultura académica- pero también son útiles –como
comprobamos con nuestra experiencia- talleres de escritura en otros momentos de la
carrera, como en nuestro caso, en el último tramo. Allí la función es levemente
diferente: se trata de entrenarse y reflexionar ya sobre géneros más complejos de la
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