Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

Las seis viñetas restantes se destinan a la muerte del toro. Casi no hay diálogo
en ellas, solo la orden de Matasiete de que “¡Desjarreten ese animal!”. El resto está
dominado por los dibujos que secuencian la muerte del toro en una sucesión de
fotogramas, lo que acelera el ritmo de la historieta. En los cartuchos, el narrador va
esbozando los núcleos narrativos: “el animal se metió por la tranquera”, “halló su
perdición”, “Matasiete se tiró del caballo”, “Cayó el soberbio animal”. En la secuencia
de imágenes, el toro, transpirado por la carrera, vuelve a tomar el 90% de la viñeta,
aunque se insinúa la presencia de Matasiete a través del único globo ya mencionado y
de las patas de su caballo. A continuación, del caballo solo se percibe el hocico
abierto; de espaldas a él, Matasiete le hace un corte al toro, que aparece en tercer
lugar. Animales y hombre están nuevamente a la par. En la siguiente viñeta, de
Matasiete solo puede verse el puño sosteniendo firmemente el cuchillo que se
introduce en el cuerpo del toro y deja correr un nuevo surco de sangre. Se trata de un
plano detalle, aunque no podría decirse en qué parte del toro se ha clavado el arma.
Las dos viñetas siguientes muestran un paroxismo: el vencedor y el vencido en forma
individual. En un recuadro, el puño ensangrentado de Matasiete levantando el cuchillo
chorreante mientras su rostro lo observa orgulloso desde un segundo plano; en el otro,
la imagen del perfil del toro, pero ahora agonizante. Su único ojo bravío que había
estado siempre en primer plano se encuentra desorbitado. La boca está abierta, pero
ya no sale espuma de ella, sino la lengua que se apoya en un río de sangre.
Esta sucesión de planos detalle se cierra con una toma general. Nuevamente el
observador se distancia del lugar de los hechos y los observa desde afuera, como lo
había hecho en la vista aérea de la primera viñeta, pero ahora se encuentra al ras del
piso. Desde allí se ve a los tres matarifes que rodean al toro ostentando sus cuchillas y
un hacha, la chusma que conforma una masa informe arengando a los carniceros, los
surcos de la sangre del toro que se van expandiendo hacia los bordes de la viñeta y
las aves que vuelan en círculos sobre la escena. Una línea horizontal muy clara
domina la distribución de los dibujos en el recuadro, cortada perpendicularmente por
las figuras de los tres hombres de pie: la quietud y la muerte/ la autoridad y el dominio
parecen estar representados en estas líneas.
El cartucho final retoma el tema del niño degollado para destacar que de él solo
quedaba un charco de sangre y que su cuerpo estaba en el cementerio. De esta
manera, el toro y el niño adquieren una dimensión similar, se establece un paralelismo
entre ambos.
Los efectos de la transposición
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