Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

En consecuencia, podemos destacar dos aspectos paradójicos del I CALE: en
primer lugar, el acontecimiento en el cual se acordó la creación de una Comisión
Permanente del Congreso y de la Asociación de Academias se realizó sin la presencia
de miembros de la RAE; por otro lado, junto con la iniciativa de la creación de esta
entidad colectiva surgieron propuestas de corte rupturistas.
Sin embargo, más allá de hechos puntuales como los comentados, las
relaciones –de colaboración, ¿de complicidad?– entre las academias y la RAE
siguieron su curso, reunidas desde mediados del siglo XX en la mencionada
Asociación. Dicha entidad integra a todas las academias de la lengua española
existentes en el mundo, esto es, la RAE, las diecinueve Academias
hispanoamericanas, 4 la de Filipinas y, a partir de 1980, la Norteamericana. Sin
embargo, bajo este cuerpo colectivo que tiende a equiparar y a unificar la
responsabilidad en la toma de decisiones y la autoría de las obras académicas,
subyace una desigualdad que reproduce la estructura jerárquica existente
históricamente y que se materializa, en primera instancia, en la organización misma
sobre la cual se funda la Asociación.
Si bien la creación de la AALE se sitúa en 1951, esta recién queda constituida
en el III CALE realizado en Bogotá en 1960 y se acentúa definitivamente en el
encuentro siguiente convocado en Buenos Aires en 1964 (López Morales 1995). La
Comisión Permanente, órgano de coordinación entre las Academias que constituyen la
Asociación, está constituida por tres cargos que residen en Madrid durante todo el año
(Presidente, Secretario General y Tesorero) y por cinco vocales, cuatro de ellos
delegados de las Academias americanas y de la Filipina, y uno de la Española, que
trabajan con los primeros. En primer lugar, entonces, dos de los cargos principales
dentro de la Asociación, esto es, el de Presidente y Tesorero, deben ser ocupados
exclusivamente por miembros de la RAE. Por otra parte, no es menor el dato de la
ubicación de la sede de la Comisión Permanente: Madrid, centro geográfico y político
donde se concentra el poder estandarizador de la lengua española en el ámbito
hispánico. Por último, tal como figura en los Estatutos de 1964, la principal función de
las Academias dentro de la Asociación es “colaborar con la Real Academia Española,
según las normas de trabajo que se acuerden, en la redacción de la Gramática y del
recogido y seleccionado por las academias hispanoamericanas. A pesar del fervor que desató el debate planteado, la
moción quedó desestimada por 11 votos negativos frente a 6 positivos.
4 Las mencionamos a continuación por orden de fundación: Academia Colombiana de la Lengua (1871), Academia
Ecuatoriana de la Lengua (1874), Academia Mexicana de la Lengua (1875), Academia Salvadoreña de la Lengua
(1876), Academia Venezolana de la Lengua (1883), Academia Chilena de la Lengua (1885), Academia Peruana de la
Lengua (1887), Academia Guatemalteca de la Lengua (1887), Academia Costarricense de la Lengua (1923), Academia
Panameña de la Lengua (1926), Academia Cubana de la Lengua (1926), Academia Paraguaya de la Lengua Española
(1927), Academia Dominicana de la Lengua (1927), Academia Boliviana de la Lengua (1927), Academia Nicaragüense
de la Lengua (1928), Academia Argentina de las Letras (1931), Academia Nacional de Letras del Uruguay (1943),
Academia Hondureña de la Lengua (1949), Academia Puertorriqueña de la Lengua Española (1955).
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