Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

colores llamativos. El libro como objeto, como artefacto, es un símbolo que pertenece a
una tradición, la cual le ha asignado la función de transmitir un conocimiento que está
codificado, que es casi sagrado, si se piensa en las parafernalias rituales que lo han
acompañado a lo largo de la historia, y al que se accede necesariamente con la ayuda
de otro. Pues el libro como objeto es un símbolo y a la vez un signo, es decir una
unidad de sentido, en la medida en que sus significantes hacen una interlocución entre
la conciencia del autor que lo produce y la del lector que lo actualiza; el libro es el
referente social que habla de la experiencia individual y colectiva de un grupo
determinado.
En el mundo contemporáneo dicha consideración del libro como bien de la cultura,
como evolución civilizatoria, está siendo, en gran medida, desmedrada por el
bombardeo con imágenes en movimiento llenas de color, luz, sonido, en 3D. Este
efecto sobre lo sensorial ha generado en los espectadores niños un espacio de la
emoción y del goce donde la vivencia del lenguaje escrito no está conflictuado, de
hecho se vuelve accesorio.
Surgen entonces preguntas que son ya lugares comunes en nuestro campo
educativo, y que hacen parte de las tensiones que emergen cuando una nueva
tecnología parece reemplazar una práctica tradicional de prestigio; una de esas
preguntas es ¿desaparecerá la lectura de libros por cuenta de esta convivencia-
competencia con otros lenguajes? o más tremendista ¿los libros ya no son un
referente que generan significación en los lectores niños? Porque aunque nos
repetimos que los libros no desaparecerán, las competencias para acceder a ellos sí
están desapareciendo y el mundo de la vida de los niños cambia mucho más rápido de
lo que nosotros, quienes acompañamos su proceso formativo, cambiamos…y como
consecuencia, los libros podrían terminar como objetos de culto, atrapados en el
espacio- tiempo de sus estantes, sin lectores que los liberen, es lo que se especula. 2
La paradoja de esta situación de incomodidad frente a las nuevas formas de
comunicación es que dicha incomodidad existe desde hace muchísimo tiempo, incluso
desde cuando el peligro se hallaba en los libros mismos. Sino recordemos lo que
Sócrates le decía Fedro:
El que piensa transmitir un arte, consignándolo en un libro, y el que cree a su vez
tomarlo de éste, como si estos caracteres pudiesen darle alguna instrucción clara y
sólida, me parece un gran necio; y seguramente ignora el oráculo de Ammon, si piensa
2 Y si son digitales al archivo al que se lo ha confinado, pues el problema va mucho más allá del formato.
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