Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

el maestro, además de tener la seria responsabilidad de cuidadosamente elegir las
obras que va a leer con sus educandos, tiene que ser un auténtico provocador de
buenas lecturas, las cuales de manera permanentemente debe acompañar.
Entiéndase que el apoyo del maestro es para posibilitar y no coartar el encuentro con
los múltiples sentidos del texto; muy por el contrario, debe abrir caminos que
conduzcan al estudiante al encuentro con lo maravilloso de la lectura. Además, el
docente, como Virgilio a Dante, debe acompañar al educando hasta cierta parte del
camino, de allí en adelante, es él quien debe encontrar la ruta que lo lleve al paraíso.
La orientación del maestro debe consistir en lograr que el estudiante alcance niveles
de lectura donde los textos que lea lo afecten, así lo manifiesta Estanislao Zuleta
refiriéndose a Nietzsche:
El lector que Nietzsche reclama no es solamente cuidadoso, [rumiante], capaz de
interpretar. Es aquel que es capaz de permitir que el texto lo afecte en su ser
mismo, hable de aquello que pugna por hacerse reconocer, aún a riesgo de
transformarle, que tiene que morir y nacer en su lectura, pero que se deja
encantar por el gusto de esa aventura y de ese peligro 3 .
Lo anterior quiere decir que el lector debe alcanzar niveles más profundos de
lectura, porque ciertamente, quien luego de leer la novela La muerte de Iván Ilich de
Tolstói y no se haya cuestionado en lo más profundo de su ser acerca de la
complejidad y correspondencia entre la vida y la murete, es porque la novela no lo
tocó, que es uno de los fines esenciales del arte y particularmente de la literatura: tocar
el alma humana de todos los tiempos y todas las latitudes. De igual manera sucede
con el Quijote, no es suficiente con su lectura, saber que un viejo enjuto y pobre
enloqueció de tanto leer libros de caballería, hace falta descubrirse, sentirse Quijote;
sentir que cada ser que habita este plantea es un Quijote que ríe y llora.
En este orden de ideas es preciso decir que cada obra tiene un destinatario
específico y en unas condiciones especiales; por ejemplo, no cualquier lector puede
enfrentarse y salir triunfante, del Ulises, de Joyce; de Terra Nostra, de Fuentes; o de
Rayuela, de Cortázar. Frente a estos monumentos de la literatura universal, sólo por
mencionar tres, no es suficiente el buen deseo de leer, se hace necesario contar con
elementos como la filosofía, la historia, la psicología, etc. que permitan un
acercamiento más exhaustivo a cada obra.
3 Zuleta, Estanislao. En: Los procesos de la lectura, compilación de Fabio Jurado Valencia y Guillermo
Bustamante Zamudio, Mesa Redonda Magisterio, Bogotá D.C. 2001. Pág. 21.
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