Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

contraposición se observa en la selección léxica que apunta a campos semánticos
antagónicos: la Argentina del Centenario (marcada con negrita en el texto) era la de
una masiva inmigración, fenómeno que contribuiría a la “construcción” de un
destino de grandes expectativas, de sueños promisorios, en cambio la del
Bicentenario es la Argentina de la emigración, inversión de las expectativas (es decir,
expulsamos a argentinos) y la “destrucción” (caída, tobogán descendente).
En la expresión de estas dicotomías se hace presente en el texto el
tópico/estereotipo del inmigrante: “bajados de los barcos” / “venidos a esta bendita
tierra a construirse su destino”, frases hechas, clichés que le confieren al texto ese
carácter anacrónico observado en otros textos que sostienen la misma lógica.
En el cuarto texto, extraído del diario Perfil (Jorge Fontevecchia, “Bi”, 22-5-2010), se
construye la misma oposición y nos permite, a su vez, ejemplificar un recurso muy
utilizado en el discurso político-mediático: la argumentación subyacente a través del
uso de las prolongaciones alusivas de ciertas metáforas biológicas-médicas.
Bicentenario. Bi. Bipolar. Un país que ha venido siendo bipolar comenzando porque
imaginamos unos primeros cien años de crecimiento y consolidación nacional y otros
segundos cien años de decadencia y ocaso. Bipolar como Cristina Kirchner, que llora
emocionada el viernes por haber sido elegida por la fortuna la Presidenta del
Bicentenario y el sábado falta al desfile militar más grande de los últimos veinte años
organizado para conmemorar el Bicentenario.
Se observa cómo en la construcción de la dicotomía Argentina del Centenario
(subrayada)/ Argentina del Bicentenario (en cursiva) colabora un razonamiento
analógico: se establece una comparación entre dos casos similares (“país” =
“Cristina”) según un rasgo en común (la supuesta bipolaridad) para inferir que lo que
es verdadero en uno lo es en el otro. A su vez, el recurso de la metáfora biológica-
médica (“un país bipolar”) colabora en una argumentación subyacente: por
prolongaciones alusivas, se puede reconstruir el razonamiento de que con una
presidenta bipolar como el texto dice que es Cristina Kirschner, la Argentina no puede
hacer más que profundizar su “enfermedad”.
En este último fragmento textual se completa el panorama de la tópica que
acompaña al Centenario desde la lógica liberal/conservadora que venimos analizando:
Me gustaría imaginar aquello que se pensaba en 1910 respecto de cien años atrás.
¿Acaso medían los cien años transcurridos cotejando proezas y fracasos históricos?
¿Discutían los hombres del Centenario si los argentinos estaban mejor o peor en
1810 que en ese momento? (…)
Me temo que no, les gustaba más pensar en el futuro. El presente los estimulaba a
mirar para adelante. Nuestro país irradiaba un porvenir promisorio, era una de las
pocas tierras prometidas que había en el planeta… El Bicentenario queda lejos y el
Centenario nos queda grande. Reinauguramos el Colón pero el glamour de aquel
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