Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

En el área del lenguaje, los textos de español han sido cuestionados por el carácter
prescriptivo que se le da al enfoque de la lengua, en ocasiones concebida en ellos sólo
como código y estructura formal. Es cierto que algunos manuales de español de ahora
amplían la concepción que se tiene del lenguaje: hacen esbozos de la importancia de
los medios de comunicación en la vida del hombre moderno; invitan a la lectura de una
película cinematográfica o de una pintura; analizan ciertos símbolos y signos modernos
que rodean al alumno; rescatan los conocimientos previos del estudiante, etc. Pero el
desarrollo del lenguaje lo reducen a la “enseñanza” de la lengua: a aprender a hablar y
escribir de manera “correcta”. La lengua materna en ocasiones sólo se muestra como
“instrumento” que sirve para representar la realidad real [“Pablo come coco”] y no para
mejorar las formas de comunicación y construir la intersubjetividad en los estudiantes.
Si en Colombia los textos de español son los más usados en las aulas escolares
para el desarrollo de la lectoescritura, ¿cómo se explica qué un estudiante, luego de
once cursos básicos de supuesto “aprendizaje” y desarrollo, llega a la universidad y allí
se le dificulta comprender e interpretar los distintos textos y discursos que pululan en
su contexto académico real? Por supuesto, los fracasos académicos de un estudiante
en el campo de la lectura y la escritura no pueden achacársele sólo al papel que
desempeñan los libros de texto dentro y fuera del aula. Pero, por lo mismo, la solución
a estas dificultades no puede buscarse sólo en ellos, siendo la lectura y la escritura
procesos intelectuales tan complejos.
Para que se entienda un poco nuestra preocupación por el protagonismo que han
asumido los textos de español en el desarrollo de la lectoescritura dentro y fuera del
aula, expongamos primero la importancia que tienen estos procesos intelectuales, ante
todo en un mundo como el nuestro, tan marcado por la necesidad de información y la
construcción de conocimiento.
Hay una diferencia enorme entre quienes leen y no leen, entre quienes escriben y
no lo hacen, entre quienes asisten a la escuela y quienes se quedan por fuera de ella.
Es indiscutible que las personas alfabetizadas e ilustradas tienen mayores
posibilidades de sobrevivir en una sociedad donde el conocimiento se construye y
reconstruye en intrincadas y sofisticadas redes de información. Incluso, podemos decir
que la formación intelectual de las personas (aunque tal formación vaya ligada de
alguna manera a los niveles de ingreso) ha creado otras formas de estratificación
sociocultural: ya no es posible organizar por estratos a los individuos teniendo en
cuenta sólo los niveles de ingreso económico, pues en muchos sectores populares
encontramos a personas con alta formación académica que han logrado sobreponerse
a políticas estatales de exclusión.
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