Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

La celebración del Bicentenario ha sido objeto, en algunos medios, de una
comparación con la del primer centenario, transformándola casi en un debate políticoideológico.
En verdad, lo es y hace falta explicarlo comenzando por el principio. Se dice
que en 1910 la economía argentina estaba entre las primeras del mundo por su
producto per cápita, y que actualmente, en el 2010, retrocedió a un lugar poco
significativo. La hipótesis de fondo es simple: después de aquella época dorada,
con la intervención del Estado en la economía, la industrialización y el populismo
se produjo un proceso casi irreversible de declinación económica y social que
llega hasta nuestros días.
En verdad, la Argentina del Centenario, no era simplemente el país de las mieses y las
vacas, como lo celebraron Lugones o Darío. Estaba basado en una peculiar dotación de
factores propios y ajenos: grandes recursos agrícolas, capitales externos y amplias
masas de población inmigrante. Pero se sustentaba en una estructura
socioeconómica donde la propiedad de las mejores tierras del país estaba en
pocas manos. En el ejercicio del poder se perpetuaba, mediante el fraude electoral
y la represión política, una elite oligárquica. Su ideología privilegiaba la cultura
europea y no quería reconocer que la Argentina estaba ubicada en América Latina:
pensaban que el país era el extremo sur de Europa o, al menos, una colonia
informal del imperio británico. (Mario Rappaport “El debate de los dos Centenarios”.
Miradas al Sur, 30-5-2010)
Se observa el siguiente procedimiento: en primer lugar, se recuperan los
argumentos sostenidos desde la lógica liberal/conservadora (efectivamente, hemos
visto en el corpus analizado anteriormente este mismo argumento aquí citado):
“Se dice que en 1910 la economía argentina estaba entre las primeras del mundo por su
producto per cápita, y que actualmente, en el 2010, retrocedió a un lugar poco
significativo”.
Más adelante, aparece la Argentina del Centenario como “el país de las mieses y
las vacas”. Luego, se hacen explícitas las premisas dóxicas que permiten sostener
esos argumentos contrarios:
“La hipótesis de fondo es simple: después de aquella época dorada, con la intervención
del Estado en la economía, la industrialización y el populismo se produjo un proceso casi
irreversible de declinación económica y social que llega hasta nuestros días.”
Finalmente, se procede a la refutación:
“En verdad, la Argentina del Centenario, no era simplemente el país de las mieses y las
vacas, como lo celebraron Lugones o Darío”.
Se reinterpreta en una grilla semántica opuesta lo sostenido por los contrarios,
sobre la base de otro recorte de los datos históricos que apoyan una lógica no
liberal/popular:
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