Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

Por caso, desde diferentes zonas del campo se repiensan las posibilidades del libro
como principal soporte o simplemente como el más prestigioso. La cuestión trasciende
las agrupaciones de artistas y las estéticas; así, Susana Villalba sostiene que “la
poesía está empezando a plantearse cómo presentarse como ritual, a buscar formas
nuevas de mostrarse ante el público” y Daniel Freidemberg propone que uno de los
rasgos del período es “el inicio de actividades poéticas ya no a través del libro sino de
los escenarios” (Freidemberg 1993:140) 1 .
Junto a estas oscilaciones entre el libro o el escenario, entre la escritura o la voz,
emerge la exploración de espacios diversos que puedan cumplir la función de soporte.
Por su posición en la estructura del campo y sus posibilidades de acceso al capital
simbólico específico (Bourdieu 1997:63), es entre los más jóvenes que acontece
muchas veces esta búsqueda; la indagación de recursos acordes a las contingencias
económicas surge como una alternativa para los recién llegados, los que se hallan en
los márgenes, los más alejados de los ámbitos consagratorios. De ese modo se
revalorizan la acción poética y la performance, la hoja suelta, el panfleto, la fotocopia,
y también los muros libres de la ciudad.
En un marco de apertura y redescubrimiento de acciones, los espacios que
posibilitaran el acontecimiento de la poesía, las nuevas superficies que pudieran
soportar o sostener esa escritura, cobraban valía. Por tal razón, el aprovechamiento de
la pared en tanto zona habitable para el valor sugerente de la palabra – a través de
técnicas que van desde el graffiti hasta el mural-, aparece como una estrategia de
divulgación alternativa. La Dictadura había hecho de las calles espacios asépticos, al
inhabilitar las eventuales manifestaciones políticas -o sencillamente públicas-, había
condicionado la aparición de subjetividades en el espacio urbano 2 . Impugnando ese
mandato – que más allá de la ampliación de libertades, impregnaba el pensamiento
colectivo-, esas superficies se constituyen también en un territorio compartido, y a
veces discutido o disputado, porque se trata de recursos utilizados también por la
renaciente militancia política y sindical. El objeto artístico emerge en el mismo espacio
y, por lo tanto, con un nivel similar de perdurabilidad.
La circulación de textos poéticos en la Argentina de los años ‘80 tuvo entre otros
signos distintivos la posibilidad de recuperar lugares públicos. De ahí que en varias
ciudades del país se repitieran experiencias que permitieron abrir las puertas de
1 El autor formula estas reflexiones en el marco de consideraciones acerca del supuesto auge de la poesía hacia 1988
en un contexto económico que no era auspicioso para proyectos editoriales.
2 Analizo este punto en un trabajo anterior titulado “El lugar de la letra: nuevos soportes y lemas culturales en la
posdictadura bahiense”
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