Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

entiende, entonces, que hay dos momentos en la instancia de lectura: en primer lugar:
recepción del mensaje, elección del código, confrontación del texto y del código,
destacando los elementos “sistémicos” que son los portadores de significado. Ahora
bien, según dicho autor, los extrasistémicos –elementos de la realidad subjetiva que se
corresponden con los sentidos- en cambio, se perciben como no portadores de
significación y se desechan” Este sería el segundo momento, que es el de la
experimentación sensorial, cuyos efectos son innumerables: alegría, dolor,
desconcierto y, fundamentalmente, activación de la memoria corporal sensitiva. Todos
ellos no son mensurables o pasibles de determinación, justamente por no poder ser
reducidos a un sistema semántico preciso y específico. Pero, no menos importantes,
ya que ellos aportan también información o conocimiento, claro, que no intelectual. En
este punto conectamos a Lotman con Derrida cuando se pregunta en “El teatro de la
crueldad” de La escritura y la diferencia (1989: 318-343)
¿Cómo funcionarán entonces la palabra y la escritura? Volviéndose a hacer gestos: la
intención lógica y discursiva quedará reducida o subordinada, esa intención por la que la
palabra asegura ordinariamente su transparencia racional y sutiliza su propio cuerpo en
dirección al sentido, deja a éste extrañamente que se recubra mediante aquello mismo
que lo constituye en diafanidad: al desconstituir lo diáfano, queda al desnudo la carne de
la palabra, su sonoridad, su entonación, su intensidad, el grito que la articulación de la
lengua y de la lógica no ha enfriado del todo todavía, lo que queda de gesto oprimido en
toda palabra, ese movimiento único e insustituible que la generalidad del concepto y de la
repetición no han dejado de rechazar jamás.
Esta idea de la experimentación corporal y sensible con la palabra, nos parece
apropiada para considerar otra forma de lectura y otro modo de relacionarse con los
textos, traspasando las articulaciones lógicas de la palabra escrita. Cuando hablamos
de la lectura en términos de decodificación, la entendemos como actividad de
búsqueda de información, de ideas, de contenido, pero no de trabajo con los sentidos y
con lo sensible que un texto artístico dispara, ni mucho menos como experiencia de
resignificación de la subjetividad. Todo eso que falta, tiene que ver con una lectura
desde el texto y las palabras, pero desprovistas de las cargas habituales. Según
Deleuze (2001)
Nunca hay que preguntar qué quiere decir un libro, significado o significante, en un libro
no hay nada que comprender, tan solo hay que preguntarse con qué funciona, en
conexión con qué hace pasar o no intensidades
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