Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

Presentación de la problemática
A partir de la proclamación de la Independencia política de las naciones americanas
en las primeras décadas del siglo XIX (1810-1824) y del posterior proceso de formación
de los Estados nacionales se suscitaron, en varios países, como consecuencia de la
impronta romántica de la elite intelectual, discusiones acerca de cómo construir
imaginarios identitarios regionales o nacionales. Entre los temas que se debatieron
ocupó un lugar importante la cuestión de la lengua y, por extensión, de la identidad
lingüística. En el espacio de la lengua, entonces, los principales ejes problemáticos
que ocasionaron disputas de envergadura fueron la posibilidad de postular la
existencia de una variedad lingüística nacional y/o regional y la relación, en términos
idiomáticos, con España, en especial con la intervención de la Real Academia
Española (RAE) y sus esfuerzos sistemáticos desde su fundación (1713) de
mantenerse como único agente institucional estandarizador en el ámbito hispánico a
través de la difusión de sus instrumentos lingüísticos normativos (diccionarios,
gramáticas y ortografías).
El tema específico de las normas ortográficas no fue, de ningún modo, ajeno a
estos debates y surgió, muchas veces, por iniciativa de intelectuales americanos. En
efecto, en distintos momentos de la historia se generaron intensas polémicas en torno
de cuáles eran o debían ser las normas ortográficas más convenientes y aceptables
para los hablantes de la lengua española. En ese derrotero, destacamos dos
propuestas de reforma ortográfica promovidas desde América y por americanos en dos
períodos históricos determinados que responden a coyunturas económicas, sociales,
políticas, culturales y tecnológicas bien diferenciadas.
Por un lado, el proyecto del intelectual argentino Domingo Faustino Sarmiento de
crear una norma ortográfica del español americano independiente de la peninsular en
el año 1844 desde su exilio en Chile en el marco del proceso de formación del Estado
nacional moderno. Vale decir que la reforma tenía en cuenta, fundamentalmente, el
uso (específicamente la pronunciación “que cada letra tenga su distinto sonido, que
cada sonido tenga su distinta letra”, es decir, privilegiando el criterio fonético por sobre
el etimológico seguido por la RAE) de los sectores medios cultos y urbanos de la
América hispana. Entre sus propuestas de simplificación consignadas en la Memoria
sobre ortografía americana, cuyo objetivo principal era democratizar la enseñanza
haciendo “fácil y sencilla la lectura y escritura del idioma para toda persona” (Memoria,
p. 6 citado en Arnoux, 2008: 182), se encontraban las siguientes:
• el reemplazo de las formas “ge” y “gi” por formas con “j”;
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