Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

preocupación que la forma escrita del lenguaje alcanzó en el siglo XVIII frente a cierto
olvido y disipación que sufrió en el XIX. En este contexto, nos proponemos abordar un
triple objetivo: 1) describir muy sucintamente los aportes sustantivos de las posiciones
contemporáneas de los ideólogos (Condorcet, Volney, Degerando, Lancelin, Condillac,
de Brosses y Rousseau) 2) analizar el vínculo entre gramática, escritura y nación 3)
analizar la proyección del universalismo del francés en el programa de Destutt de
Tracy para el advenimiento e instauración de la ère française de la Revolución.
Antecedentes pre-revolucionarios
La inflexión empirista de la filosofía de Locke 1 a fines del siglo XVII fijó las bases de
una serie de reflexiones sobre el lenguaje de cuño materialista que tuvieron en Francia
un disparador paradigmático: el «Essai sur l'origine des connaissances humaines»
(1746) de Condillac. Intentando superar los resabios innatistas del tratado de su
antecesor anglosajón, el abate reconstruye los orígenes del conocimiento con un
énfasis notable en la problemática del lenguaje, dentro de la cual la escritura ocupa un
lugar importante. 2 En pocas palabras, allí la escritura aparece como un medio
necesario para dar expansión y perpetuidad a los contenidos de la comunicación que
ya los hombres habían logrado afianzar por medio del lenguaje. Un escalonado avance
de la escritura desde la forma pictórica, pasando por la jeroglífica, hasta llegar a la
conformación de la marca/letra (i.e. alfabeto), permite pensar un movimiento oscilante
en términos culturales: en la tradición oriental (Egipto-China), se pasa, en un primer
momento, de la claridad y facilidad del lenguaje depositado en la escritura, a un uso
exclusivo por parte de los sabios; en la cultura grego-romana, en sentido contrario, del
misterio inicial de su creación se pasa a la expansión popular que conlleva el poder de
simbolización y comunicación que tiene en los monumentos y en el espacio público su
efecto más notable. (Condillac, 1999 [1746]: 238-240).
Bajo similar influencia de Warburton, hallamos los aportes de Charles de Brosses y
su «Traité de la formation mécanique des langues et des principes de l'étymologie»
(1765). En el capítulo VII del texto (De l' écriture symbolique et littérale) Brosses
desarrolla una perspectiva histórica que retoma el esquema de Condillac y del obispo
inglés, recorriendo el progreso de la escritura en la cadena de distintos órdenes de
1 No es inoportuno advertir las respuestas inmediatas que el tratado de Locke tuvo en las reflexiones de Leibniz
(Nouveaux essais sur l'entendement humain) en las que también el lenguaje ocupa un lugar central. Para el filósofo
alemán, las dificultades del conocimiento podrían superarse si se edificara una lengua artificial de corte matematizante
(Lingua Philosophica) que representara con exactitud la estructura del pensamiento humano. (Mates,1986: 183)
2 La importancia del tema de la escritura tiene un antecedente de peso en la obra del obispo William Warburton (1698-
1799) y su recientemente traducido «Essai sur les hiéroglyphes» (1744) cuyas referencias en el texto del abad son
recurrentes y laudatorias. Asimismo, desde 1717 Costeadau presentaba elementos fundamentales en su «Traité
historique et critique des principaux signes dont nous nous servons pour manifester nos idées». Para ver la gama de
fuentes que pudo basarse Condillac cfr. Aarsleff, 2001:XXXI.
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