Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

personaje ex combatiente es el mismo protagonista de El secreto y las voces que, en
este caso, investiga un crimen ocurrido a mediados de los años setenta.
La vertiente negra del policial se caracteriza por los crímenes muy violentos que
están, generalmente, relacionados con un poder político corrupto, dentro de ámbitos
mafiosos. En la década del setenta la sociedad argentina atravesaba una época
particularmente violenta; por lo tanto, esos delitos descriptos en las narraciones tenían
un cierto paralelismo con la realidad nacional, aunque los asesinatos, por muy
violentos que pudieran ser, no podían superar el terrorismo de Estado vigente. Los
crímenes de la Dictadura eran más aberrantes aún.
Por esta circunstancia, Gamerro hace una diferenciación entre la novela policial
negra norteamericana y la argentina. En su opinión, la novela policial negra
norteamericana deriva del western, en la que el sheriff es “el bueno” y los bandidos son
“los malos”. Por lo tanto en esta vertiente, los detectives privados, que generalmente
son los contratados para resolver algún hecho policial, aunque tengan actitudes y
comportamientos semejantes a “los malos”, en el fondo son “buenos”. Y, en este
sentido, creíbles. Porque en la vida real los americanos confían en los detectives
privados, y por eso son contratados para resolver cualquier investigación particular. En
nuestro país, si bien hay detectives privados, los mismos no son considerados
honestos. La mayoría son ex policías y la mayor parte de la sociedad argentina no
confía en la policía; suele pensar que es corrupta y que es capaz de hacer cualquier
cosa por dinero.
Durante la época del Proceso, en los pueblos donde los militares no actuaban
porque no había cuarteles cerca, la policía del lugar tomaba ese rol, y se ocupaba de
mantener “el orden” mediante secuestros, violaciones, torturas y asesinatos. Y esa
desconfianza hacia la Institución perdura aún hoy en día, porque cuando en un pueblo
ocurre un crimen importante, la primera sospechosa es la policía, e inmediatamente
aparecen las puebladas y las marchas populares para denunciarla y pedir justicia. De
acuerdo con lo que sostiene el autor en este artículo, es como si los crímenes del
Proceso no hubieran terminado, sino que los militares, en realidad, “le pasaron la
antorcha a la policía”.
Es en ese sentido, en esa diferencia con el norteamericano, que Gamerro reformula
el policial negro argentino, lo contextualiza, y le da características propias del país.
Después de los años noventa, a partir de la democratización política argentina, el
policial clásico comienza a resurgir desplazando a la vertiente negra que, a su vez, y
de acuerdo con sus propias palabras, está en franca regresión.
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