Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

observando a su papá entrando al mar “Mejor se queda en la orilla…” y en la segunda
vemos al papá disfrutando del mar al lado de otras personas, niños y adultos, mientras
que Federico contempla lo que acontece: “Federico mira y piensa: ‘¿Será divertido el
mar?’.”
Federico tuvo la oportunidad de observar y pensar, y entendemos que sus padres le
propusieron una alternativa intermedia que sí aceptó: vemos a Federico jugando
felizmente con el agua de mar en una pequeña lagunita que se formó en la arena muy
cerca de su mamá y su papá – o que sus padres formaron para él. Su mamá está
cerca, descansando, y es el papá quien está alerta para cuidar a Federico, incluso lo
vemos con un baldecito con agua para Federico. Los textos que acompañan a estas
imágenes las describen: “Federico está en su laguna, que es más chiquita que el mar”
y “El agua viene y lo moja, el agua viene y se va.”
En las siguientes páginas vemos a Federico familiarizándose con el mar,
acercándose a él, con su baldecito. El mar exhibe sus grandes olas, y en el fondo se
ven las piernas del papá, indicadoras de su presencia protectora: “-¡Quiero más agua!-
dice y se va con el balde al mar. El agua viene y lo moja, el agua viene y se va.” En las
dos últimas páginas vemos finalmente a la familia disfrutando del mar, ya que Federico
se animó a meterse en el mar y jugar con las olas. “Federico salta las olas ¡y ya está
dentro del mar”, “El agua viene y lo moja, el agua viene y se va.” Federico experimentó
la playa por primera vez, fue descubriendo poco a poco todas sus variantes, los padres
respetaron su negativa por miedo, respetaron su tiempo de acostumbramiento al mar y
finalmente terminaron todos jugando y disfrutando de la playa, del mar y de ellos
mismos. Podemos objetar en cuanto a esta historia que si bien apareció el protector
solar ilustrado entre los objetos playeros, no se enfatizó su uso. Esta publicación de
‘Federico crece’ permite a los más pequeñitos descubrir la playa con su arena y el mar
para que cuando les toque experimentarla no sientan tanta desconfianza o miedo ya
que les va a resultar algo conocido, que ya van a estar familiarizados con la idea. Y si
ya han experimentado un paseo por la playa, el libro los ayudará a recordar y revivir
los momentos agradables vividos.
Conclusión
“Los niños tienen derecho a la lectura, a la lectura de libros de toda clase, que les
permitan construir un imaginario rico en matices, en vocabulario, que les permita ser
sanamente rebeldes” (Blanco, 2001a) y los adultos son los responsables de convertir a
los niños en lectores activos. Si los adultos muestran actitudes de valoración positiva
hacia la lectura. Los padres y/o adultos responsables de los niños o interesados en
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