Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

En este sentido, el objetivo es analizar de qué manera el presente, que nos habla
de la lectura literaria como experiencia, como encuentro con la mismidad y la otredad,
como espacio de creación y de diálogo, se construye sobre la base de la pedagogía de
los últimos cincuenta años. En función del objetivo señalado, y lejos del falaz intento de
atrapar y encerrar gran parte de ese vasto tejido discursivo, hay un recorte de las
voces que han venido construyendo y reconstruyendo el tema y vinculándose entre sí.
Y la certeza de que le caben ausencias y olvidos y de que está teñido con la propia
experiencia de quien investiga.
Los primeros conceptos sobre la lectura literaria planteados a mi generación
llegaron desde los libros para escolares que formaban al estudiantado secundario de la
década del 60, incluyendo al magisterio. Si bien el sistema educativo argentino de esos
años tuvo libros de varios autores, fueron muy representativos los de María Hortensia
Lacau y Mabel Manacorda de Rosetti 2 . La influencia de las ideas que ellas proponían
en sus libros de Castellano, marcados a su vez por la influencia de Amado Alonso,
Andrés Bello y Ana María Barrenechea, la estilística y el estructuralismo 3 , marcaron a
los docentes de aquella época. Nuestras profesoras seguían con precisión los
contenidos y actividades de esos libros. Las autoras definían taxativamente los tipos
de lecturas. La “lectura de entretenimiento” para que “afiancen la formación moral de
los alumnos”, “agucen sus inquietudes intelectuales” y “enriquezcan su imaginación”.
La “lectura de información” para ampliar los conocimientos en los distintos campos del
saber, a través de textos informativos y ensayos. La “lectura creadora”, en la que los
textos literarios se ofrecían como tema “para trabajos escritos que conviertan al lector
en personaje, crítico, colaborador, polemista, observador, testigo, etc., de tal manera
que (…) se convierta también en creador y su lectura pase a ser una lectura creadora”
(Lacau y Rosetti: 1962: XXXVI) 4 . Con las consignas de escritura de sus libros nos
transformábamos en protagonistas de un episodio narrado por Larra, redactábamos un
reportaje imaginario a Rubén Darío, inventábamos una conversación secreta entre
Florencia y Amalia después de haber leído un fragmento de la obra de Mármol, etc. Y
aunque este tipo de lecturas y el primero remitían al texto literario, las autoras
proponían un cuarto tipo catalogado específicamente como “lectura de obras literarias”,
2
MUJICA DE LACAU, María Hortensia y MANACORDA DE ROSETTI, Mabel V. Castellano. Primero, Segundo y Tercer
curso. Buenos Aires, Kapelusz.
3
En mi caso, fueron utilizados durante el cursado de los primeros tres años del secundario: desde 1962 a 1964.
4
MUJICA DE LACAU, María Hortensia y MANACORDA DE ROSETTI, Mabel V. (1962) Castellano. Segundo año.
Buenos Aires, Kapelusz. P. XXXVI. (Esta “didáctica de la lectura creadora” dio lugar a un libro homónimo aparecido en
1966 y revisado para una última edición en el 2002).
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