Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

Fray Moisés Álvarez estaba a cargo de la instrucción religiosa, imprescindible para
convertir a los ranqueles, que consistía en la enseñanza de los ritos, de los rezos, en la
lectura de textos sagrados o eclesiásticos, con una interpretación controlada
fuertemente por la institución religiosa. La asimilación de una religión nueva, fue una
dificultad aumentada por la diferencia lingüística y la falta de competencias de género
a la que estaban enfrentados los ranqueles en esta instancia.
Al igual que en el modelo boliviano la educación se imparte por separado a niñas y
varones. En Sarmiento la enseñanza de matemática y castellano estaba a cargo de un
maestro laico: Joaquin Cheli. Para las niñas ranqueles se designa en el año 1875
como maestra a la mujer de Cheli. La división se justifica por la representación de las
mujeres como amenza sexual o maligna, que se incrementa en el caso de las mujeres
ranqueles al adicionarse su condición de indígenas:
“Cuidado que Eva tiente á Ádán. Las mugeres siempre han sido instrumento de
que se ha valido el comun enemigo para perdicion de muchos, á escepcion de
María Santísima y de otras pocas más” (Doc. Nº 550a, 63)
“Pida al Inspector de Misiones que haga crear una escuela para las chinas de aquí
que son muchas y yo no puedo enseñarles por que no vienen de vergüenza.” (Doc.
Nº 547, 100)
Para los ranqueles escolarizados el aprendizaje del castellano, lengua con escritura,
implicó la adquisición de dos competencias complejas: la del sistema de una lengua
segunda, la del sistema de escritura de esa lengua y una práctica de la
escritura/lectura mediante condicionamientos materiales y corporales específicos.
La importancia de la escritura/lectura en las prácticas escolares hizo
imprescindible los objetos materiales para su realización. La escenografìa que se
reconstruye a partir de los textos supone una disposición de los cuerpos a partir del
uso de mesas y bancos para el ejecicio de la escritura/lectura, la utilización de
cuadernos, plumas con tinteros y libros, todos elementos que requieren habilidades y
hábitos desconocidos para los ranqueles.
El Estado Argentino, como ya se mencionó, era responsable de las subvenciones
para el pago de los maestros y de los materiales necesarios para el dictado de las
clases. Esto obligó a los frailes a rendir cuentas de las tareas realizadas con el dinero
que se les asigna, la supervización tendrá varias modalidades burocráticas y podía ser
realizada por personal no idóneo en prácticas de enseñanza, pero con autoridad para
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