Libro de Actas del Congreso Regional de la Cátedra ... - UNGS

intentemos demostrar, en las próximas líneas, que el trabajo de las academias de la
lengua continúa subordinado a las decisiones de la matriz central.
La realización del I CALE se enmarca en un contexto institucional complejo para las
relaciones académicas en el ámbito hispánico. Por lo que sabemos, luego del CLH no
se realizaron congresos de la lengua española hasta el año 1951. Si bien la ausencia
de una continuidad en encuentros de este tipo –que cobrará sistematicidad a partir del
I CALE– 1 puede explicarse por la intervención de múltiples factores, creemos que
expresan una tensión institucional cuyo punto de mayor rispidez ancla precisamente en
el mencionado Congreso de Academias. 2
En términos generales, las exposiciones del encuentro se orientaron hacia un
mismo objetivo, la defensa de la unidad y pureza del idioma español por parte de las
Academias. Sin embargo, dos propuestas político-lingüísticas expresaron los intentos
de intervención no solo en la lengua, sino específicamente en las relaciones
institucionales entre las academias. Por un lado, Martín Luis Guzmán, miembro de la
Academia Mexicana de la Lengua, plantea la separación de las academias americanas
y filipina respecto de la matriz central. Por otra parte, se propone la realización de un
diccionario integral de la lengua española preparado por las academias
hispanoamericanas, independiente del que publica la RAE, que dé cuenta de la
diversidad que recorre el español de un lado a otro del Atlántico, principalmente en
América. Ambos planteos fueron rechazados por mayoría de votos en las sesiones
plenarias del Congreso; sin embargo, exhiben una tensión en las relaciones entre las
academias. En este sentido, hacemos nuestras las palabras de J. del Valle (2010),
para quien la amenaza de fragmentación de la lengua no era una preocupación real en
ese contexto, pero sí a nivel institucional: conceptualizaciones alternativas –y
contradictorias– atravesaban el cuerpo político del idioma. 3
1 A partir de este primer Congreso, la Asociación de Academias de la Lengua Española convocará congresos cada
cuatro años aproximadamente, en los países donde las instituciones tienen su sede: Madrid (1956), Santafé de Bogotá
(1960), Buenos Aires (1964), Quito (1968), Caracas (1972), Santiago de Chile (1976), Lima (1980), San José de Costa
Rica (1989), Madrid (1994), Puebla de los Ángeles (1998), San Juan de Puerto Rico (2002), Medellín (2007).
2 Esta tensión puede rastrearse, por ejemplo, en el prólogo del diccionario académico de 1925: “Para esta tarea, la
Academia, falta de información propia, hubo de atenerse casi sólo a los vocabularios de americanismos que andan
impresos; al seguirlos, sin duda habrá cometido errores, mas espera que las Academias Correspondientes que allá
están constituídas puedan ayudarle a enmendarlos en las ediciones futuras” (DRAE 1925: VIII). La falta de
comunicación entre la RAE y las academias correspondientes también se exhibe en el prólogo al diccionario de 1956:
“La admisión de nuevos americanismos ha llevado un ritmo más lento porque en este terreno la Academia Española
sigue en espera de la colaboración que repetidamente ha solicitado a sus Academias Correspondientes” (DRAE 1956:
VII).
3 Los fundamentos de la iniciativa presentada por el académico mexicano hacen referencia a la ausencia de la RAE en
el Congreso y, consecuentemente, al incumplimiento que esta acción supuso a la carta constitutiva de la Asociación de
Academias de la Lengua Española. La propuesta, bajo la forma de una recomendación, consiste en que las academias
renuncien a su asociación con la RAE y que “asuman así de lleno la autonomía de que no deben abdicar y la
personalidad íntegra que les es inalienable” (I CALE 1952: 419). Esto no supone una incomunicación entre las
academias sino, por el contrario, el trabajo coordinado incluso con la RAE pero “ya sobre un pie de igualdad”. Quienes
apoyan la propuesta del diccionario también destacan la necesidad de las academias americanas de asumir mayor
autonomía respecto de la Península y una actitud más activa. Desde esta perspectiva, el diccionario actual elaborado
por la corporación madrileña no da cuenta de la realidad americana, por lo tanto, es fundamental que el léxico sea
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