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Algunos analistas políticos han planteado que los retos reales que EPN enfrentaría son con
la “vieja guardia” de su mismo partido para poder modificar las estrategias del antiguo PRI,
toda vez que dos destacados representantes de esa vieja guardia que llevó al país por los
senderos del neoliberalismo, son los representantes de su partido ante la nueva legislatura
(Manlio Fabio Beltrones como líder del PRI en la Cámara de Diputados, y Emilio Gamboa
Patrón en la de Senadores), dos personajes vinculados al poder político al más alto nivel
desde hace ya treinta años, actores principalísimos de la obra que generó el gran drama
nacional que aún carga sobre sus hombros la sociedad mexicana, la responsable de la
política comercial, industrial y en CyT que ha mantenido al país en una dependencia
tecnológica creciente.
Nada indica que algo vaya a cambiar, al menos en lo que corresponde a las políticas en CyT
y en Educación Superior, y lo que EPN planteó ante la ANUIES, es el mismísimo discurso
del PRI que se encuentra plasmado en los Planes Nacionales de Desarrollo y en los Planes
Sectoriales desde hace treinta años. Si a ello se agregan las dudas derivadas de las formas
de haber ganar las recientes elecciones presidenciales, nada indica que el PRI y su
candidato hayan cambiado; más bien ha llegado nuevamente al poder un PRI “recargado”,
el de los mismos personajes (“dinosaurios”) de la política mexicana vinculados a los grupos
de poder económico, nacionales y extranjeros.
Conclusiones
Hemos centrado el interés y objetivo de este trabajo en el análisis de tres indicadores de
dependencia tecnológica en México para intentar probar la hipótesis de que, a pesar de que
las condiciones económicas y sociales del país en las tres últimas décadas requerían con
urgencia de un cambio tecnológico propio, la realidad fue otra.
Lo que se logró fue un cambio tecnológico vinculado a un modelo basado en un patrón
exportador maquilador trasnacional que ha propiciado una dependencia tecnológica del
país. En este sentido no se niega que haya habido un cambio tecnológico en el país; lo que
destaca es que no fue el que precisaba el país desde una perspectiva del desarrollo y del
interés nacional.
Ello ha derivado en un acrecentamiento del abismo tecnológico respecto de las grandes
economías desarrolladas y de varias emergentes exitosas, a lo que se suma la práctica
inexistencia de una política industrial y comercial nacional basada en capacidades
generadas a partir de activas y eficientes políticas en CyT y en educación, en todos sus
niveles.
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