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actitudes que impiden el aprendizaje (por ejemplo, cuando permiten que alguien más haga<br />

todo el trabajo).<br />

ETAPA 2. Enseñar a los estudiantes cómo usar los criterios al evaluar su propio trabajo.<br />

Si los alumnos se involucraron en la negociación de la etapa 1, entonces los criterios<br />

resultantes serán un conjunto de objetivos personales e institucionales. Ya que no todos los<br />

objetivos serán personales, los estudiantes necesitarán ejemplos que les ayuden a entender<br />

específicamente lo que un criterio en particular significa en la práctica. Aquí el maestro<br />

interviene dando modelos y proporcionando ejemplos que pongan de manifiesto lo que<br />

significa cada categoría, empleando expresiones y un lenguaje que relacione los criterios<br />

con la evidencia de la evaluación.<br />

ETAPA 3. Dar retroalimentación de las autoevaluaciones a los estudiantes. La<br />

comprensión inicial del criterio y cómo aplicarlo distan mucho de ser perfectas. Se necesita<br />

que el profesor ayude a los alumnos a recalibrar tal comprensión proporcionándole<br />

oportunidades de recibir retroalimentación (de compañeros de clase, del maestro, de ellos<br />

mismos) en sus intentos por utilizar el criterio de evaluación. El tener retroalimentación de<br />

diferentes fuentes proporciona información que al ser comparada ayuda al alumno a<br />

desarrollar autoevaluaciones más precisas. Demás está decir lo valioso que resulta discutir<br />

las diferencias en la información proporcionada por diferentes fuentes.<br />

ETAPA 4. Ayudar a que los estudiantes desarrollen objetivos y planes de acción<br />

productivos. Al parecer, la parte más difícil al enseñar a los alumnos a evaluar su propio<br />

trabajo consiste en diseñar formas de apoyo conforme se usan los resultados de la<br />

autoevaluación para fijar nuevos objetivos y niveles de esfuerzo. Sin la ayuda del profesor,<br />

los alumnos pueden tener dudas de si realmente lograron un objetivo. El profesor puede<br />

ayudar a los alumnos a relacionar niveles particulares de logro con las estrategias que han<br />

adoptado y el esfuerzo que han realizado. Finalmente, también puede ayudar a los alumnos<br />

a desarrollar planes de acción viables con objetivos alcanzables.<br />

Al intentar implementar este modelo de cuatro pasos, lo primero con lo que se tiene que<br />

trabajar al enseñar a estudiantes cómo autoevaluarse es con conceptos erróneos o puntos de<br />

vista predeterminados sobre lo que es la autoevaluación. Por lo tanto, es importante<br />

comenzar con una confrontación de conceptos que defina claramente lo que es la<br />

autoevaluación y después generar razones del por qué esta práctica puede ser benéfica.<br />

Rolheisser y Ross (1998) reportan que muchos alumnos a menudo describen la<br />

autoevaluación como el “calificarse a sí mismos”. Se necesita ir más allá de esta definición<br />

para hacer ver a los alumnos el papel que juegan los criterios al juzgar su trabajo y ampliar<br />

la definición para que incluya esos dos aspectos:<br />

“La autoevaluación es juzgar la calidad del propio trabajo, basándose en criterios<br />

explícitos y evidencia, con el propósito de hacer un mejor trabajo.”<br />

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