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los planes de estudio de las carreras” (Nava y Moreno, 2006: 18). Desde agosto de 2009,
iniciaron la formación de sus estudiantes bajo el enfoque de competencias.
La Universidad Tecnológica de Querétaro, perteneciente al subsistema de UTT, ha
impartido cursos de formación y actualización bajo este enfoque, y, aunque su puesta en
marcha ha representado ciertas dificultades semánticas y metodológicas, muchos profesores
han instrumentado prácticas dirigidas al desarrollo permanente de las competencias
genéricas y específicas de cada programa educativo. En este caso, se describen algunas de
las mejores prácticas de la carrera de Desarrollo de Negocios, Área Servicios Posventa
Automotriz.
El enfoque de competencias: una aproximación teórica
En este enfoque, el aprendizaje está basado en resultados. Lo que los estudiantes pueden
hacer, está basado en aquello que saben y los resultados, a su vez, están basados en
estándares o en parámetros definidos desde el exterior, es decir, desde el aparato
productivo; además de que la evaluación está basada en la ratificación de que se han
obtenido los resultados previamente definidos. La formación en competencias exige una
alta preparación para situaciones directamente relacionadas con el trabajo, así como la
capacidad para resolver problemas.
El principal antecedente del enfoque basado en competencias es el Informe de la Comisión
de Educación de la UNESCO (1973) de Edgar Faure, en el que se señala la necesidad de
“Aprender a Ser”. En 1996, la misma UNESCO elaboró un informe sobre la educación
mundial, elaborado por una Comisión Internacional encabezada por Jacques Delors y
designada años atrás por la misma instancia. Este informe tiene un apartado que analiza las
nociones de paso de la calificación a la de competencia. En 1998, se publica La Educación
Encierra un Tesoro (Informe de la Comisión de Educación para el Siglo XXI da la
UNESCO, 1998), que señala cuatro pilares fundamentales de la educación:
Aprender a ser
Aprender a hacer
Aprender a aprender
Aprender a convivir
A partir de estos informes algunos de los estudios antecedentes de este tema han descrito la
necesidad de las universidades de adaptarse a las demandas del empleo, tales como
reubicarse en un escenario globalizado, que implica el dominio de competencias tales como
la interdisciplinariedad, habilidades comunicativas en lenguas extranjeras, etc. Perrenoud,
(1999: 7). Por otro lado, el Proyecto Tuning para América Latina (2003) establece las
competencias transversales y genéricas que requieren los egresados de las instituciones de
educación superior para insertarse exitosamente en el mercado laboral.
Sobre el enfoque de competencias, se encontró que el término competencia es tan variado
como las concepciones que le subyacen, una somera revisión de la literatura sobre este
campo, evidencia los continuos esfuerzos dedicados a esta tarea, así como los diferentes
vaivenes habidos en su concreción desde lo psicológico, pedagógico, laboral, social, etc., lo
cual indica que este término no es unívoco, tal como lo expresa Tejada (1999, p.1), quien
señala que “en cada definición existen supuestos previos o unos niveles de abstracción
distintos con los que cada autor opera”. Gonszci (1994, cit. por Tejada, 1999:10) por su
parte, establece que las propuestas teóricas y metodológicas pueden ubicarse en tres
enfoques, los cuales se presentan en el cuadro No. 1
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