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ajusten sus roles a un enfoque en donde las responsabilidades se compartan.
Afortunadamente, esta práctica congrega cada día a más convencidos, aunque falta
mucho para que ésta sea considerada práctica habitual en nuestro sistema educativo.
El objetivo de que el alumno asuma la responsabilidad de su propio aprendizaje es por
supuesto deseable y necesario en cualquier sociedad actual, en especial en una como la
nuestra, donde las modificaciones y actualizaciones de los sistemas educativos suelen llevar
décadas de retraso. Sin embargo, para que nuestros alumnos desarrollen la autonomía en el
aprendizaje es necesario que los profesores incorporen esta forma de trabajo a su práctica
docente, especialmente ahora que un número mayor de alumnos son más críticos y
demandan una mayor participación en la elección de las diversas formas de trabajo y la
maneras en que se les evalúa. La autoevaluación es esencial para monitorear efectivamente
los alcances del aprendizaje autónomo o autodirigido, de ahí la importancia de que ésta se
realice adecuadamente.
Pero ¿cómo se capacita al alumno a autoevaluarse? Primero, entendiendo que la
autoevaluación va más allá de marcar los ítems de una lista de conceptos de las cosas que el
alumno ya conoce o puede hacer. La autoevaluación implica un profundo y sincero
ejercicio de reflexión por parte del aprendiente, pero especialmente por parte del profesor,
que es guía en este proceso y que debe comprender los principios teóricos que la soportan.
Segundo, logrando hacer que esta reflexión se convierta en un hábito. Y finalmente, un
cambio en creencias y actitudes, además de confianza y responsabilidad de todos los
participantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje: alumnos, profesores, coordinadores y
administradores (directores). A continuación se revisan algunos fundamentos teóricos de
la autoevaluación y se explica un modelo de cuatro pasos que favorece ampliamente el uso
de la autoevaluación entre los alumnos. Se discute igualmente por qué es tan importante el
compromiso total del profesor universitario, ya que como se verá, también aumentan las
demandas hacia el desempeño de su rol como docente.
La autoevaluación: definición y propósitos
Para Sitzmann, Ely, Brown y Bauer (2010) los instrumentos de autoevaluación del
conocimiento son estimados de cuánto sabe o ha aprendido un individuo sobre un dominio
en particular y los describen como una forma rápida y eficiente de evaluar el conocimiento.
De forma más completa, Rolheiser y Ross (1998), definen la autoevaluación como la
actividad en que los aprendientes juzgan por sí mismos la calidad de su trabajo basándose
en evidencia y criterios específicos, con la finalidad de mejorar su desempeño en el futuro.
La evidencia demuestra que cuando se enseña a los alumnos cómo evaluar su propio
progreso, y cuando lo hacen comparándolo con criterios conocidos y estándares de calidad
demandantes, se obtienen grandes beneficios. La autoevaluación es una técnica muy
efectiva debido a su impacto en el desempeño del aprendiente a través de un aumento en la
eficacia personal y el incremento de la motivación intrínseca. La evidencia del efecto
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