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En materia de responsabilidad social las instituciones que brindan un servicio a la
población se encuentran también en un dilema: El establecido por Milton Friedman que
argumenta que la principal responsabilidad de los gerentes es operar la empresa de acuerdo
con los mejores intereses de los accionistas, los cuales son la obtención máxima de las
utilidades económicas de las empresas, de tal forma que cuando los gerentes deciden gastar
los recursos de la organización en el bien social aumentan los costos que se trasladan a los
consumidores o hay una reducción de las utilidades en las empresas y, por otra parte, la
participación de las instituciones o empresas en las demandas de la sociedad en materia de
responsabilidad social vista como una parte integrada a la empresa y no considerada como
carga o gasto, esta última forma de ver la participación de la empresa en la sociedad
muestra una línea hacia el exterior, lo cual, se basa en la convicción de las corporaciones de
una responsabilidad con la sociedad que avaló su nacimiento y que la ha apoyado
comprando sus productos y servicios, (Robbins S. P. y Coulter M., 2005, p. 100).
En México la responsabilidad social está en proceso de transformación como tema en las
empresas, según una encuesta de la consultoría KPMG, sólo el 20% de las 100 principales
empresas mexicanas, según sus ingresos, emiten reportes sobre aspectos ambientales,
sociales y de gobierno corporativo en comparación con el 90% de Japón y el Reino Unido,
(www.cnnexpansion.com). Si bien es cierto que el avance es lento, existen algunas mejoras
ya que ahora se busca una mejor participación en la sociedad.
MARCO TEÓRICO
A principios del siglo XX, la misión de las empresas fue sobre aspectos económicos
solamente. Hoy en día, en parte debido a las interdependencias de los muchos grupos que
conforman nuestra sociedad, la participación social de los negocios se ha incrementado,
también se ha extendido no solamente al ámbito de la empresa, sino a otras instituciones
como los gobiernos, las iglesias, las fundaciones no lucrativas, etc., (Koontz H. et al, 2008,
p.43).
El ámbito de esta participación puede ser de dos formas, el ambiente tecnológico, el cual
establece que la suma total del conocimiento que poseemos sobre cómo hacer las cosas
tiene una influencia en el ambiente, y el entorno ecológico, lo cual se dice que los
administradores deben tomar en cuenta los factores ecológicos en su toma de decisiones. La
contaminación de la tierra, el agua, la atmosfera son motivos de gran preocupación para
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