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El ánimo y el afecto se definen como estados más duraderos y carentes de objeto, capaces
de proporcional al individuo una especie de tono emocional previo (Ketal, 1975; Owens y
Maxmen, 1979, en Berrios, 2008 ).
El término “sentimiento” es más amplio y más abstracto de toda la familia. Hace alusión,
de una manera negativa, a aquellos aspectos de la experiencia humana que no son ni
cognitivos ni volitivos.
Sea como fuere, estos conceptos tal vez resulten demasiado abstractos para engancharlos a
la educación cotidiana. Por lo que el presente trabajo se centra fundamentalmente las
emociones por su propiedad motivacional y porque a partir de la década de los años 80 se
ha popularizado su estudio y aplicación bajo el término de Inteligencia Emocional y que
hoy, se asocia al individuo, y a todos los contextos en los que los seres humanos nos
desenvolvemos: la familia, la escuela, el trabajo y la sociedad.
La emociones
Las emociones no son una característica aislada del ser humano, por el contrario,
constituyen parte íntima e intrínseca del propio ser (Goleman, 2003). Las emociones se
generan de manera constante, aunque gran parte del tiempo no somos conscientes de ellas;
suelen durar poco, unas pocas horas como máximo, pero pueden derivar en estados de
ánimo e incluso hasta en trastornos emocionales, que son más persistente. El grado en que
los trastornos emocionales puedan interferir la vida mental no es nada nuevo para los
docentes. Los alumnos que se sienten ansiosos, enojados o deprimidos no aprenden; las
personas que se ven atrapadas en esos estados de ánimo no asimilan la información de
manera eficaz ni la manejan bien.
Las emociones se generan en el sistema límbico, una agrupación de estructuras situadas
bajo la corteza cerebral. Este sistema está estrechamente relacionado con las áreas
corticales. El tráfico en ambos sentidos entre el sistema límbico y la corteza permite sentir
conscientemente las emociones y que los pensamientos conscientes afecten a las
emociones.
Todas las emociones son impulsos para actuar y que nos permiten enfrentarnos a la vida .La
raíz de la palabra emoción es motere, el verbo latino “ mover” además del prefijo “e”, que
implica “alejarse”, lo que sugiere que en toda emoción hay implícita una tendencia a actuar.
Existen diversas emociones y a la vez, combinaciones de éstas. Ekman (1982) definió seis
emociones primarias expresadas facialmente y reconocidas por personas de todo el mundo;
éstas emociones son: el miedo, la ira, la tristeza, la aversión, la sorpresa y la felicidad.
Posteriormente agregó una séptima presente particularmente en la comunicación: el desdén
(Ekman, 2003).
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